En el desarrollo de la ciudad de Lima, los edificios altos tienen una fama que causa inquietud en el urbanista limeño. Los edificios altos no suponen un problema principal de densidad o de desarrollo vertical, sino más bien un problema de inseguridad que se genera en la creación de la barrera existente entre la calle y la vivienda, lo público y lo privado. Si comparamos la funcionalidad de las ciudades, Barcelona tiene una densidad de 15.873hab/km2 (INDESCAT, 2016) mientras que Lima, si bien es densa, posee una densidad mucho menor. 

Los edificios altos en Lima siempre están acompañados de barreras o las conocidas rejas que lo separan del espacio público y que cumplen un rol netamente enfocado a la ''seguridad''. Por ende, la distancia de la relación entre el espacio público y la vivienda es preocupante no sólo para los urbanistas sino también para los ciudadanos.

Adicionalmente, el problema en varias zonas de Lima no es la falta de servicios o la calidad de éstos (necesariamente), sino la mala distribución de ellos que limitan la accesibilidad a los servicios básicos que toda persona requiere. Si los edificios implementaran estos servicios en la primera planta, incluso con una pequeña bodega, la calle se transformaría. Los servicios abastecerían al edificio y la relación entre lo privado y lo publico se volvería más amigable y más ligera. La activación de un espacio no sólo permitiría la relación entre las personas, ofreciendo lugares atractivos y la posibilidad de hacer trayectos cortos (Gehl, 2010), primordial para el desarrollo de la ciudad, sino que además existiría la actividad en un vecindario incluso en la noche en las que las horas se vuelven en un símbolo de delincuencia.

Este tema de problemática llama a una intervención poco compleja de implementación y profundización en la relación de los servicios y viviendas, así como a solucionar las deficiencias existentes de abastecimiento y una mejor distribución de servicios. En la arquitectura, el diseño de edificios híbridos debe ser más ahondado pues éstos son el puente entre lo público y lo privado, herramienta que soluciona a su vez el tema de la inseguridad ciudadana. Una de mis preocupaciones sobre el desarrollo del espacio público radica en la falta de acción de los arquitectos en iniciar una búsqueda en resolver temas de diseño de edificaciones que a su vez involucran al entorno y la ciudad, en reflexionar sobre cuál es una mejor respuesta para un problema que depende de nosotros resolver.