(Entrevista: Claudia Rojas Tenorio)
Improvisación, término preciso que describe la actual gestión en nuestra ciudad. El "Plan de Desarrollo Local Concertado de Lima Metropolitana 2016-2021", documento sin base técnica, propone 18 bypasses y viaductos con préstamos multimillonarios, sin estudios de impacto ni consulta ciudadana. Hoy, Lima es una ciudad pensada para el automóvil, no para las personas.
Este modelo de gestión es la clara antítesis de la Nueva Agenda Urbana debatida en el marco del HABITAT III en Quito. Representantes de todas las ciudades del mundo y especialistas en urbanismo se reunieron, el pasado mes en este evento que se realiza cada dos décadas, para proponer una guía de cómo se impulsará el desarrollo urbano en las ciudades.
Representantes de distintas organizaciones de Lima no fueron ajenos al evento. Mariana Alegre, quien cada domingo se le puede leer en el diario Perú 21 en su columna "Ciudad de M", representando a Lima Cómo Vamos y Ocupa tu Calle estuvo presente.
¿Existen aún esperanzas para Lima? Leamos la siguiente entrevista.
- Cuéntenos ¿Cómo nace su inquietud en temas urbanos y el estudio de Lima? ¿Cuál ha sido la respuesta de "Lima Cómo Vamos" y "Ocupa tu Calle" en la ciudad?
Primero estudié derecho y pensé en especializarme en derechos humanos, estando en la facultad tuve la oportunidad de viajar a Barcelona. Ahí es donde viví una ciudad compacta e ideal. Mientras que mis compañeros se querían quedar a vivir por allá, yo quería volver a Lima para hacer un poco de lo que había visto; que eran cosas muy simples como proyección de cines en la calle, músicos al aire libre, muchísimas actividades gratuitas y un montón de espacios públicos. A partir de ahí es donde nace mi interés en lo que ahora es mi pasión: el tema de las ciudades.
"Lima Cómo Vamos" tiene 6 años de vida pública y un año más de trabajo de previo. Nace a partir del interés de sus socios fundadores por promover una ciudad mejor. Los socios fundadores son el Grupo RPP, Asociación UNACEM y la PUCP. Este año tenemos a Cálidda. "Lima Cómo Vamos" es una réplica de un modelo colombiano (Bogotá Cómo Vamos). Es un observatorio de calidad de vida urbana que analiza las políticas públicas mediante indicadores y genera, en resumen, dos grandes productos: la encuesta de percepción y un informe de gestión.
Por otro lado, "Ocupa tu calle" es un proyecto que tiene menos de 2 años de vida. Nace en el marco de la COP20 con el objetivo de promover a través de la experiencia lo que es una ciudad mejor. Desarrollamos una estrategia para promover y pensar una estructura de proyectos que esté basada en la regeneración y recuperación de espacios públicos en Lima. Al mismo tiempo inculcar en la gente conocimiento para hacer una ciudadanía más crítica. Nosotros somos articuladores, es decir, nos organizamos con distintos actores: vecinos, organizaciones vecinales, ONG, gobiernos locales, empresas, instituciones que estén disponibles a donar materiales y también incluimos a algunas a universidades.
- Según sus años trabajando en temas urbanos. ¿Usted considera a los arquitectos realmente interesados en dar respuesta a las problemáticas de la ciudad?
Creo que hay una nueva generación de arquitectos que están muy atentos a lo que pasa en su ciudad. Se han dado cuenta que la labor del arquitecto no solo es estética sino también política. En el sentido amplio, no me refiero una política partidaria. Con eso tienen un rol mucho más presente y activo sobre qué corresponde ser al arquitecto; y tener la oportunidad de influenciar en el impacto en la ciudad, antes que simplemente en la construcción de edificaciones.
- Desde su experiencia en el Habitat III realizado en Quito. ¿Cómo fue la presencia de Lima en este evento, que además brilló por la ausencia de nuestro alcalde?
- Fue una delegación nacional conformado por el viceministro de vivienda y su equipo. De los municipios que estuvieron presente fueron Miraflores, San Borja, San Isidro y Rímac con sus respectivos equipos. También un gerente de Ate. Luego hubo representantes de diferentes organizaciones sociales tanto como el Colegio de Arquitectos, organizaciones de asociación civil, fundaciones, alguna representante de una organización social de barrio, se llevó a una activista de la Villa El Salvador en marco de la construcción de un parque. La representación peruana ha sido interesante. En cuanto al Municipio de Lima, estuvo el regidor Jaime Salinas, pero no el alcalde de Lima que era fundamental para efectos de pensar la ciudad. Además, estando tan cerca y considerando la importancia del evento que ocurre cada veinte años, hubiese servido para que se dé cuenta que todo el mundo habla de ciudades para la gente, no para los autos.
- Un hecho que me sorprendió fue conocer que Ecuador, siendo un país cercano al nuestro, cuenta con el derecho a la ciudad como principio constitucional. ¿Cuán lejos estamos de eso en nuestro país?
Lejísimos (risas). En realidad, en la agenda urbana se menciona el derecho a la ciudad una vez. Ha habido todo un debate respecto si incluirlo o no en todas las negociaciones previas. Hay países que sí lo están incorporando como principio constitucional, otros que ni siquiera lo consideran, sobretodo países más liberales basados en el mercado.
De hecho, los principios de la carta en general coinciden con aquello que estaría siendo inminente al derecho a la ciudad desde la perspectiva propuesta por David Harvey y por los que están proponiéndola. Lo que pasa es que en sociedades liberales no se atreven a incorporar propuestas de esta naturaleza. En ese sentido considero que por eso la carta fue tan tímida para hablar de manera expresa del derecho a la ciudad. Sin embargo, hubo muchos eventos asociados al tema.
- Finalmente. ¿Qué esperanza hay para nuestra ciudad teniendo en cuenta los nuevos retos que se asoman como los Juegos Panamericanos 2019 y el Bicentenario?
La esperanza depende de los ciudadanos. Creo que estamos en un momento en el que la efervescencia urbana y la ciudadanía activa es la que va hacer la diferencia en el rumbo que va a tomar la ciudad. Las estructuras del gobierno actuales no son suficientemente fuertes ni validas como para lograr que por sí solas funcione la ciudad. Eso implica, por un lado, la acción directa y constante de los ciudadanos, en términos particulares de los estudiantes de arquitectura y las de nuevas generaciones. Además de implicarse en la participación política, en el sentido amplio de involucrarnos en lo que está pasando, no significa solo postular a un cargo partidario; todos hacemos política en nuestro día a día.
Otro punto es la necesidad de generar conocimiento y compartirlo con los ciudadanos. Eso es importante. Si cada uno de nosotros se encarga de difundir los conceptos asociados a una mejor ciudad o por qué tenemos que optar por un tipo de desarrollo urbano y no por otro; y contagiamos que la ciudad es un bien público que debemos compartir y no excluir, ahí es cuando las personas van a cambiar y se podrá identificar la visión que queremos para la ciudad.