(Entrevista: Claudia Rojas Tenorio)
Ellas son la Arq. Giuliana Gutiérrez y la Arq. Tanith Olortegui, y en esta ocasión nos cuentan sobre la experiencia del workshop "La Casa Amarilla: Diseño Urbano Participativo", en el que participaron 27 alumnos de la FAU URP de diferentes niveles. El proyecto tuvo como primer aliado justamente al nido La Casa Amarilla para enfrentar la problemática de la calle Batallón Callao en Santiago de Surco. A través de esta entrevista nos invitan a cuestionarnos la posición de la academia ante la problemática de la ciudad y las posibles acciones a tratar mediante procesos participativos.
- Cuéntenos sobre el workshop: ¿De qué se trató? ¿Cuáles fueron los objetivos?
GG: El Workshop La Casa Amarilla nace como una propuesta dentro de la comunidad del nido a la que pertenezco, porque mi hija estudia ahí. Todos los padres tenemos participación en distintos comités y el Comité Institucional iba a tener incidencia en solucionar el problema de la calle. El problema era que de la red de nidos LCA, este era el único donde los niños no pueden recorrer su barrio; debido a que no hay veredas, los autos pasan a mucha velocidad y no existe un parque accesible para que los niños puedan realizar sus exploraciones. Entonces me pareció interesante hacer una conexión con los estudiantes de la URP para trabajar una propuesta en base a esta problemática. Así fue como, junto con la Arq. Olórtegui presentamos la propuesta al Tercio de Estudiantes, siendo aprobada en Consejo de Facultad. El objetivo fue intervenir la calle donde se localiza el nido, aplicando metodologías de análisis espacial y hacer una propuesta con un enfoque más humano, tomando como referencia a Jan Gehl.
TO: Como menciona la arquitecta Gutiérrez, ella escogió hacer una intervención en la calle de Batallón Callao como proyecto social del nido de su hija. Cuando ella me convocó, me pareció una buena oportunidad para que los alumnos apliquen a una realidad concreta lo que habían estudiado en teoría y por eso acepté participar y convocar a los estudiantes. Se tenía a un cliente específico, el nido, que veía un problema en la calle para sus niños. Batallón Callao es una calle de mucho tránsito en donde transcurren hasta camiones frontales, no hay vereda y la vía tiene doble sentido lo que la convierte en más peligrosa para los niños y transeúntes en general. Los objetivos fueron que los alumnos pudieran entender un tema urbano, identificar problemas y recopilar información tomando las diferentes percepciones de los involucrados (niños, profesores, padres, vecinos y transeúntes) para proponer soluciones desde el diseño, revisando algo de teoría.
- ¿Qué es lo más importante dentro de un proceso participativo como este workshop?
GG: La participación de todos los interesados en el proyecto: niños, padres de familia, directivos del nido, trabajadores, vecinos, alumnos de la FAU, docentes. Cada uno tuvo una participación importante en el diagnóstico y diseño.
TO: La participación de los alumnos que formaron parte del workshop. Como lo indica su nombre, en un proceso participativo, si no tienes la participación y compromiso de los actores, no tienes nada. En este caso se dio con mucha dedicación por parte de los involucrados. Por otro lado, el interés de una población necesitada de una solución que es de donde surge todo. Era una ocasión ideal, porque había un usuario concreto, una necesidad y unos metros específicos de una calle angosta con muchos problemas.
- ¿Cuán importante es poder identificar problemas en la ciudad y proponer mediante la academia una solución?
GG: ¡Muy importante! La universidad podría hacer convenios con los gobiernos locales o empresas privadas para hacer investigaciones y proyectos puntuales. Así todos ganan: las instituciones ganan una alternativa de solución ante una problemática y los estudiantes experiencia profesional.
TO: Es vital. El sentido de la academia es aportar a la sociedad, además de investigar y crear conocimiento. Nosotros nos debemos a la sociedad. Si las personas ven lo que se propone dentro de la universidad, entonces podemos facilitar la llegada de esas soluciones al público usuario. Esta clase de eventos son justamente para crear un diálogo. Entonces, este vínculo debería ser más reforzado; es más, si la universidad quisiera tener una posición más activa podría potenciar algún eje de acción donde se podría hacer pequeñas obras dedicadas a solucionar problemas muy puntuales: diseñar parques, paraderos, temas no resueltos. Demandas bien concretas que deberíamos estar en capacidad de diseñar. Actualmente existen algunos colectivos extracurriculares de otras universidades que trabajan en esa área. Podría ser una manera de vincular a los futuros profesionales con las demandas concretas de la sociedad. De hecho hay muchas experiencias exitosas de convenios y trabajos realizados desde la Universidad Ricardo Palma en concreto, pero poco difundidos.
- ¿Cuál debería ser nuestro compromiso como arquitectos y estudiantes con la sociedad?
TO: En el estudiante: el interés. Mientras haya gente interesada y curiosa, nosotros vamos a responder. Un buen docente está para eso: para encaminar y enseñar a pensar, estamos para hacerles las preguntas indicadas para que reflexionen. Los profesores por otra parte debemos estar actualizados y alertas para poder captar donde están las tendencias y donde hay necesidad de nuestra intervención. Tendencias no en el sentido de moda, sino de desarrollo y dónde como profesionales podemos aportar a la sociedad. Exigir constante actualización, estudio y compromiso. Moverse por las curiosidades. Si no tienes curiosidad no vas a llegar a ningún lado. Porque es aquí, en la academia donde se supone que debiéramos estar pensando en nuevos paradigmas de re-crear el mundo, de hacerlo más vivible y mejor para todos.
GG: Nuestra ciudad está llena de problemas por solucionar y cualquiera de esos problemas puede volverse un proyecto. La idea es que los docentes, estudiantes y profesionales sumemos esfuerzos. Tratar de buscar aliados para dar solución a los problemas de nuestros barrios.